viernes, 23 de diciembre de 2011

MundoPalabras

 
Mundopalabras
 
 
 
Primer Certamen Internacional MundoPalabras de Microrrelatos
Autores MP, se acabó la espera. Ha llegado el momento de saber quiénes son los 3 ganadores del Primer Certamen Internacional MundoPalabras de Microrrelatos
¡Muchas felicidades a los 63 Autores MP que serán publicados y muchas gracias a todos por vuestra participación! Ahora sólo falta esperar a que salga el libro…
Obras que entraron a concurso: 173
El jurado estuvo compuesto por:
  • Lola Buendía—————–(escritora)
  • Dorotea Fulde—————(escritora)
  • Ramón Alcaraz————–(escritor y profesor de escritura)
  • Teresa Gallego————–(directora de los talleres literarios Tomás Gallego)

¡Ganadores!
Primer premio: José Ramírez (Bogotá, Colombia) por "Vas mejorando"
Segundo premio: Diana Profilio (Mar de Plata, Argentina) por "Fugaz ilusión"
Tercer premio: Evelyn Aixala (Barcelona, España) por "El tiempo también pasa de noche"

Finalistas
  1. La bofetada————————————-(Elsa Teresita, de Argentina)
  2. Lázaro——————————————–(Hector Krikorian, de Argentina)
  3. Seguro y barato——————————–(Tamara Guirao, de Francia)
  4. Las palabras———————————–(Mari Carmen Orcero, de España)
  5. La deuda—————————————-(Mari Carmen Andujar, de España)
  6. Zapatos atrapados—————————(José Antonio Barbeito, de España)
  7. El insomne————————————-(Nestor Giménez, de Argentina)
  8. Las mágicas peregrinas——————-(María Florencia Ducha, de Argentina)
  9. En primera persona————————-(Francisco Rubio, de España)
  10. Disfraz——————————————-(Aída María Martín, de España)
  11. Mamá (los peces de colores)————(Diego Iglesias, de España)
  12. El juicio final———————————–(Ramón Zarragoitia, de España)
  13. Killer———————————————(Ricardo Álamo, de España)
  14. Mi primera locura por amor—————(Marita Giraldo, de España)
  15. Secretos de niño——————————(Paloma Hidalgo, de España)

Seleccionados para publicar
  1. Recuerdos
  2. No te crezcas, bonita…
  3. El post-it
  4. Asesino
  5. Lluvia triste
  6. Éxtasis
  7. Traducción jurada
  8. Toda una vida
  9. Barro
  10. Evolución
  11. Puertas abiertas
  12. Fobia
  13. Preludio de tormenta
  14. Soledades
  15. Duelo
  16. Post-mortem
  17. En la mano
  18. Almas gemelas
  19. Cómplice II
  20. Rompiendo el equilibrio
  21. Peregrino
  22. Como el sol y la luna
  23. Punto y seguido
  24. Microrrelato
  25. Me sobran 99
  26. La navaja de Ockham
  27. Epitafio
  28. Misa del alba
  29. Sube y baja
  30. La identidad del muerto
  31. El embalse
  32. Come y calla
  33. Insignificante.
  34. El frente de mamá
  35. Fantasma
  36. Por la mirilla
  37. ¡Segundos fuera!
  38. Fin
  39. Idas y vueltas
  40. Un tipo duro
  41. Gravedad
  42. Todos las noches mi reloj se para
  43. Ciervas sin lágrimas
  44. El traductor
  45. Soldados
(He tenido la suerte de que mi micro Killer haya sido seleccionado en el I certamen Internacional de Microrrelatos organizado por MundoPalabras. Al parecer se publicará en un libro que nos harán llegar a los finalistas y ganadores).

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Niños muertos

Aquel niño muerto apestaba. Tenía un solo ojo y la boca hinchada. Sus manos estaban podridas, y, al caminar, iba dejando un rastro de purulencias y restos de carne amorfa con gusanos negros. Nosotros, los otros niños, lo excluimos de nuestros juegos para toda la eternidad.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Las sombras


Por fin quietas. Pero el hombre y la mujer que esperan el autobús aún siguen estupefactos después de ver copular a sus sombras.


Pincha Aquí para oír el micro, los comentarios y las votaciones de esta mañana.
(No pudo ser. Me quedé también estupefacto, por el resultado. Pero qué se le va a hacer. Seguiré intentándolo, a ver si los hados se ponen de mi parte)

jueves, 24 de noviembre de 2011

El hombre del maletín negro


El hombre del maletín negro llega a su casa. Nada más verlo, sus hijos se lo comen a besos. Luego, en la cama, le dice a su mujer lo que le viene diciendo desde hace tiempo: que sin ellos la semana se le hace muy larga. Esta vez piensa llevarlos al zoo y al cine. Lo que prefieran. Enternecida, su mujer lo abraza con fuerza.
Dos días más tarde, el hombre del maletín negro ya no está con ellos. Como de costumbre, llega a su otra casa. Nada más verlo, también allí se lo comen a besos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Fobia



Por fortuna no siempre nos visitan, pues no existe sensación más desagradable que encontrárselas repentinamente deambulando por la cocina, el cuarto de baño o cualquier área al que tienen acceso por medio de sus largas patas. Exhiben siempre un aire de displicencia con el que parecen decir que son ellas las legítimas propietarias de las casas. Las más repugnantes suelen ser oscuras, peludas y bigotudas. Según los biólogos, en el ámbito doméstico se nutren de cualquier tipo de alimentos, aunque demuestran especial interés hacia materiales con fécula, sustancias dulces y productos cárnicos. Habitan en los más recónditos e inexpugnables lugares del planeta, y en ocasiones hasta infestan los basureros, donde pueden soportar los crudos inviernos gracias al calor generado por la basura. Su lugar de origen es África, aunque se sabe que después de milenios entró a Europa. De ordinario son seres inteligentes, incluso pacíficos, pero lo cierto es que las cucarachas perciben a las personas como organismos desagradables y repulsivos. Cuando las detectan en su contorno retroceden ante ellas, y huyen despavoridas a ocultarse en una mínima hendidura. Está claro que las personas les dan asco.









lunes, 7 de noviembre de 2011

Aparición


Fui corriendo hasta la habitación de mis padres. Segundos antes me habían despertado sus voces. Descalzo, vestido con un pijama raído, pegué la oreja a la puerta. Mi padre estaba fuera de sí, hablaba de echarme de casa esa misma noche. Mi madre, en cambio, trataba de apaciguarlo con argumentos blandengues.
No quise oír más.
Compungido, volví rápidamente a mi cuarto y recogí todas mis pertenencias. Pero antes de marcharme redacté una escueta nota de despedida: “Queridos padres, prometo no aparecer más por casa. Sólo os pido una cosa: por favor, no llevéis más flores a mi lápida”.

martes, 1 de noviembre de 2011

Decoro

Aquel viejo tenía la barba rala y el pelo sucio. Despedía un olor nauseabundo, a ajo y cianuro. Vestía ropas gastadas, llenas de lamparones, propias sin duda de una existencia mísera y descuidada. Con más compasión que asco, mi jefa y yo procedimos a lavarle el pelo con un champú afrutado, a recortarle cuidadosamente la barba y a perfumarlo con una buena loción. Contra la pringue del traje poco pudimos hacer, excepto darle un rápido cepillado que mejorase algo su desdoro. Finalmente quedamos satisfechas con el resultado, y aquel pobre hombre pudo asistir con decoro a su entierro.

domingo, 23 de octubre de 2011

Unhappy end

Brandon acuchilló varias veces el tórax de su mujer, antes de precipitarse sobre el amante y destrozarle nariz y mandíbula. Exhausto, enfebrecido por la saña, aún tuvo tiempo de escupir sangre e insultos sobre los cuerpos derrengados de los amantes, y de mirarlos con una mueca ensayada de asco segundos antes de que el director gritara enfurecido: ¡Corten!, ¡Corten!

domingo, 16 de octubre de 2011

Naipes

La echadora de cartas extiende los naipes sobre la mesa e instantáneamente me mira con alarma.
A renglón seguido, con una docilidad pasmosa, se deja apretar la garganta.
En mi descargo, sólo puedo alegar que ambos cumplimos fielmente el riguroso designio escrito en sus cartas.

jueves, 6 de octubre de 2011

Monedas


De vuelta a casa, Curzio Andrades ve brillar una moneda en el suelo. Antes de agacharse y cogerla, por si acaso comprueba que no hay nadie observándolo. En esa misma calle, diez o doce metros más adelante, vuelve a encontrar otra moneda. Lo insólito es que, a medida que anda, Curzio Andrades va descubriendo cada vez más cerca unas de otras, esparcidas en una fila interminable, un sinfín de monedas. Por suerte para él, la calle, a esa hora larga de la noche, está totalmente desierta. A Curzio Andrades le parece un misterio, pero, a gatas, arrastrándose torpemente por el pavimento, no deja de llenarse los bolsillos del pantalón y de la chaqueta. Por fin, al llegar al portal de su vivienda, recoge la última moneda, y loco de contento, sube de dos en dos los escalones, abre y cierra la puerta, pero, con el ruido del golpe, va y se despierta.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Puesto de socorro


Un día cualquiera de playa. Bañistas mojándose los pies en la orilla, nadando mar adentro, tostándose al sol o paseando en busca de conchas que llevarse de recuerdo. Mientras sucede todo esto y mucho más, por el megáfono del puesto de socorro se reclama urgentemente la presencia de los padres de un niño pequeño que se ha perdido. Durante un período fugaz, infinitesimal, todas las madres se sobresaltan a la vez. Pero luego, cuando comprueban  que sus hijos están a la vista, se tranquilizan. Todas, excepto una, claro, que sin disimular su alarma se encamina rápidamente hasta el puesto donde los diligentes socorristas calman, cuidan y entretienen al crío. Al cabo de unos minutos, la madre –abrumada por el susto pero contenta por el inminente reencuentro- llega al lugar donde está su hijo. A su lado, con la mirada perdida, sigue esperando que vengan a reclamarlo el anciano extraviado hace dos días.








lunes, 19 de septiembre de 2011

Recuerdos


Como cuando era niño recorro arriba y abajo las calles vacías de mi pueblo. Hacía años que no pisaba la alfombra musgosa que adoquina algunas de sus correderas, ni vagaba parsimonioso -como al desgaire- entre los sitios más memorables de mi infancia. Apenas nada ha cambiado en sustancia. Reconozco la fontanilla marmórea de la plaza del ayuntamiento, ahora medio derruida y mohosa por el ancestral abandono; el pórtico románico de la iglesia; el caserón imponente de don Anselmo, el indiano; los portalones alineados de las viviendas pobres de mis amigos, al pie de los cuales muchas tardes del año nos apostábamos en círculo para jugar a chapas o a contar historias de desaparecidos; el menudo edificio de la escuela, en fin, donde el maestro nos enseñó en un mapa antiguo que nuestra minúscula tierra no aparecía rotulada con el característico punto negro…
Y siento una leve nostalgia de aquel mundo. Pero aquí no queda nadie. Sólo vastedad, sombra punzante de un pasado quebrado.
Ya todos se han ido. Y yo ahora debo regresar con ellos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El viejo


Cada tarde veíamos al viejo solitario sentado en un banco de la plaza con un libro usado entre las manos, como abstraído de todo, entristecido, quizás fuertemente embebido por lúgubres pensamientos o antiguos recuerdos. Aquel hombre estaba tan acostumbrado a los libros que era para él una necesidad cotidiana acariciar las gastadas cubiertas con sus temblorosos dedos amarillentos o repasar las múltiples y adormecidas páginas una a una, despacio. Lo hacía con una unción reconcentrada, como si en lugar de libros palpara unas raras alhajas hurtadas a la codicia de los demás hombres de la plaza. Nosotros lo mirábamos sin lástima, pero intrigados, ganados del todo por la curiosidad que nos producía su propio y acerado interés por los libros. A veces, mientras los acariciaba, se le encendía fugaz y livianamente una misteriosa sonrisa. La sonrisa propia de los ciegos.

jueves, 25 de agosto de 2011

Ataduras

Junto a mi hermano he pasado los mejores y los peores momentos de mi vida. Nadie mejor que yo conoce sus puntos flacos, sus obsesiones, sus bamboleantes estados de ánimo. Durante dieciocho años he sido fiel acompañante de la hacendosa construcción de su carácter. Sé lo que piensa, lo que le gusta y lo que no. Y él sabe que yo lo sé. Por eso no voy a permitir que por mor de una estúpida historia de amor fracasado -que le tiene sumido en un profundo decaimiento- vaya a consumar su descabellada amenaza. Mientras yo siga estando unido a él por un costado, vigilaré sin descanso nuestros dos brazos.

lunes, 8 de agosto de 2011

El mendigo


Un perro de lanas, sucio y grasiento como él, lo acompaña siempre. Sobre un cartón destartalado coloca una escudilla y al lado, en desorden, una ristra mugrienta de trastos inservibles. La gente apenas le arroja monedas cuando pasa a su lado. Verlo tan arruinado y envejecido es una cosa triste. Cuando llueve o hace mucho frío en la calle, se refugia en un bar, bebe un coñac y no habla con nadie. Cada mañana, camino del colegio, mamá y yo pasamos por su lado. Ella me agarra fuerte de la mano y dice que no lo mire, que ya no es mi padre.

martes, 2 de agosto de 2011

Mi viaje a Praga, en La nave de los locos


Fernando Valls ha tenido la gentileza de publicarme unas breves impresiones sobre mi viaje a Praga. Para verlo, podéis pinchar aquí

viernes, 29 de julio de 2011

Cuento chino


En horas de incierta y vacilante quiebra del juicio, el joven emperador Qin se arroja de cabeza al pozo funerario; apura hasta la última gota el dulce veneno preparado por su sirviente; se hinca la espada de acero de damasco en su corazón tremolante; y, en un vano intento final, logra sumergirse en las sosegadas aguas del más amado de sus estanques, aquel donde antes de su desdicha solía sembrar ninfeas azules de la mano de Niam, su infiel esposa. Entonces, y sólo entonces, el joven emperador Qin comprende que no tiene escapatoria: eventualmente deberá continuar siendo inmortal.

martes, 19 de julio de 2011

Pasen y vean

Hoy es un día de suerte por doble motivo: salir en el blog de Agustín Martínez Valderrama Previsiones meteorológicas de un cangrejo con una selección de mis micros y una estupenda y brillantísima reseña, y porque estoy a punto de coger un avión con destino a Praga primero y a Berlín después. Ya estoy disfrutando de las dos cosas.

lunes, 18 de julio de 2011

En la Nave de los locos


Como no he podido antes subir estos micros que me publicó Fernando Valls en su nave, aprovecho para hacerlo ahora con algunos días de retraso. Para leerlos, podéis pinchar aquí

miércoles, 29 de junio de 2011

Gregor Samsa


Aquella mañana despertó con una extraña sensación en el cuerpo. Antes de incorporarse, vislumbró los contornos de las cosas: el escritorio, la silla, la lámpara, la cómoda de caoba, la cama de hierro… Entonces, en medio de la penumbra, sintió vértigo y pánico al darse cuenta de que estaba erguido sobre dos piernas, sustitutas inexplicables de sus seis patas.

domingo, 19 de junio de 2011

No creen en mí


Los vi merodeando de noche alrededor de la playa. Pero otra vez estaban completamente borrachos y no se asustaron de mi enorme cola de pez ni de mis trenzas peinadas de escamas. Entonces me sumergí. No quería ver cómo otra vez se echaban a reír mientras me señalaban, gritando que yo no era nada, nada, nada…

sábado, 11 de junio de 2011

Bichitos



Los mayores lloran todas las noches cuando su madre aparece en el cuarto y los despierta. Son los que más miedo pasan. En cambio, los gemelos, que aún no tienen dos años, se dejan achuchar un buen rato. Ella ya no es tan guapa como antes, ni huele a flan de limón. Pero las criaturitas son tan inocentes que no les importa el rastro maloliente que deja. Ni siquiera sienten asco cuando ven la viscosa procesión de gusanos trepando por sus llagas. Al contrario: en una cajita de zapatos guardan, como fabuloso tesoro, un puñado de esos bichitos negros.

viernes, 3 de junio de 2011

Matar el tiempo


Con un cuchillo de cocina, no especialmente afilado, le rebané el pescuezo a mi hermano pequeño. Al abuelo le reservé una muerte más lenta: mientras veía la tele, le ensarté una bolsa de plástico en la cabeza. En cambio, a mi madre la torturé cortándole algunos miembros con una sierra oxidada.
Así pasé la tediosa tarde de verano: ejecutando mentalmente a mis seres queridos. Sólo para matar el tiempo.

lunes, 30 de mayo de 2011

Al pie de la letra


Ella me dijo “bésame” y yo la besé.
Ella me dijo “abrázame” y yo la abracé.
Ella me dijo “desnúdame” y yo la desnudé.
Ella me dijo “acaríciame” y yo la acaricié.
Ella me dijo “cómeme” y yo, obviando sus gritos de dolor, me la comí despacio, muy despacio.

sábado, 21 de mayo de 2011

Última voluntad


Murió el abuelo. Pero lo peor ocurrió en el cementerio, cuando entre gritos de desesperación  y dolorosos lamentos, hubo que convencer a la abuela. De un golpe en la nuca, la derribamos y la metimos en el féretro.

sábado, 14 de mayo de 2011

Aleteo


Tenía una de las alas rotas. Estaba pálido y tiritaba de frío. Decidí llevármelo a casa y criarlo.
Mucho tiempo después había crecido tanto que ya podía volar solo.
Cuando regresaba luego con cualquier criaturita humana viva, me hacía ver su contento con un breve aleteo. La parte que más nos gustaba a los dos eran los ojos.

miércoles, 11 de mayo de 2011

El jefe



Toca jotas cuando celebramos alguna fiesta y se emborracha. Pero antes, cuenta sus chistes machistas, las batallitas de su mili en Ceuta y la crónica de aquella vez que fue de caza con el Generalísimo. Todos, como dóciles conejillos de india, reímos sus gracias: Sarabia, el jefe de personal; Villar, el contable; Satrústegui, la relaciones públicas; amén de todas las secretarias a las que habitualmente les toca el culo. En la empresa lo detestan. Si resisten es por lo bien que paga. A mí me regala joyas, viajes, pieles… lo normal en un buen esposo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Alejandra Díaz-Ortíz



Cuentos chinos, el libro de microrrelatos de la mexicana Alejandra Díaz-Ortíz, está recorrido mayoritariamente por hombres y mujeres que se desean, que aman en soledad o en pareja, que persiguen la quimera del amor con todas sus consecuencias, que creen que la vida no tiene sentido si no hay por medio un cruce de sentimientos. Pero a poco que el lector se fije en el desarrollo mínimo de los argumentos, irá dándose cuenta de que el verdadero hilo conductor de las historias es el de unos hombres y mujeres que también se detestan. Puede decirse así, que amor y desamor son las dos caras de una misma moneda. Moneda que es la vida, y que unos y otros personajes gastan con más o menos acierto en lo que les pide el alma o el cuerpo. De hecho, yo me atrevería a recomendar a quien no ha leído aún el libro que comenzara por el colofón; allí, Alejandra Díaz-Ortíz le dice a los lectores: “Al final del día, siempre hay un TODO A CIEN abierto: amplia oferta de corazones de imitación; exposición de camas desechables a cuatro besos; variedad de desodorantes anti-dolor para evitar una flagelación innecesaria; quitamanchas plus para ilusiones desteñidas…” Se trata de una declaración explícita de que el amor es un producto sentimental que antes, durante y después de su existencia, multiplica la aparición de otros productos sentimentales afines: así el desengaño, los celos, el deseo, el odio, la felicidad, la ilusión, el dolor, los engaños, etcétera, etcétera. En cualquier caso, lo que más sorprende de estos microrrelatos es el desenfado con que están contados, y las pinceladas de humor son constantes en el devenir infeliz al que llegan algunas relaciones de pareja (así, por ejemplo, en Ya…, A grandes males, grandes remedios, Amor al primer verso o Sonrisa número quince).
En el prólogo de Luis Eduardo Aute, se dice, con gran dosis de acierto, que los micros de estos Cuentos chinos muestran un “sutil cinismo” combinado con el ingenio, la claridad coloquial y el sentido del humor. Yo añadiría a todo eso la limpieza en el lenguaje, la apuesta por la sencillez o el uso de un vocabulario cercano a la vida, carente de manierismos. La sensación, en suma, que le queda al lector es la de que el protagonista de algunas de las historias podría haber sido él, porque en el fondo vida y literatura son el envés y el revés de una misma cosa. Y sin más, aquí os dejo algunas muestras.




Cherry’s Club
 (Lunes, 5:23 a.m.)
-¿Bailas?

A grandes males, grandes remedios
Jana clavó los ojos en los de Miguel. Aunque húmedos, no se permitió ni un solo parpadeo. Le estaba pidiendo que se separaran por sexta vez en los cinco años que llevaban juntos. No se habían casado, pero su amante era aún más estoico que la firma en un papel. Era tan inexorable el nudo, que a pesar de llevar tanto tiempo destruyéndolo, eran incapaces de estar separados. Y, cuando lo habían estado, apenas habían sido unos pocos días, cuando mucho un mes. Sabían que no debían estar cerca uno del otro por una cuestión ya no de salud emocional, sino de simple integridad física. Pero eran incapaces de sentirse en la misma vida y no juntar miserias.
Miguel le sonrió. Tomó su mano entre las suyas, la acarició cariñosamente. Pausadamente, como midiendo cada palabra, le dijo:
-Mira, la única razón que se me ocurre para dejarte es que aparezca otra mujer…
El fin de semana siguiente, Jana le presentó a Teresa.

Senti(dos)
Al escuchar aquella voz en el telefonillo, un latigazo le recorrió la espalda. Su sentido del  oído se activó de inmediato. Se miró en el espejo antes de abrir la puerta.
No pudo evitar que su vista se relamiera sobre aquella hermosa mujer que pretendía hacerle una encuesta para alguna cosa que él no quiso entender. El aroma del perfume de ella le desquició el olfato: sintió la imperiosa necesidad de sentir el tacto de su piel.
No lo pudo evitar. Se entregó, sin reservas, al gusto embriagador de morderla y devorarla, dando gracias a la vida por haberle enviado tan exquisito manjar.
Antes de dormir la siesta, tuvo un dejo de arrepentimiento. De esa mujer se podría haber enamorado.
A veces odiaba ser un caníbal…

(Cuentos chinos, Alejandra Díaz-Ortíz. Prólogo de Luis Eduardo Aute. Trama editorial. Madrid. 2009)
El blog de Alejandra es De puño y tecla

miércoles, 4 de mayo de 2011

Dos hombres


Muchos años después se vuelven a encontrar. Dos hombres frente a frente. Se conocen bien. Son elegantes. Buenos contendientes. Son viejos. Uno es lenguaraz y desenvuelto. El otro es tímido y melancólico. De jóvenes fueron amigos. Los dos saben que es la ocasión perfecta para confraternizar. Los dos sienten que no habrá más plazos. Los dos desean zanjar dignamente cada una de sus cuentas pendientes. Los dos quieren sortear el cuerpo a cuerpo. No azuzarse. No apretar el gatillo de la venganza. Contemporizar. Ofrecer el mejor flanco. Superar viejas heridas. Sin embargo, cara a cara, estos dos hombres se arremangan, olvidan al momento sus buenos propósitos y lanzan fieramente sus peones contra sus hieráticos monarcas.

viernes, 29 de abril de 2011

El árbol


Durante años, de niño, preguntó a sus padres por qué llamaban Árbol del Ahorcado al chopo negro del huerto. Remisos, esquivos, o favorables al silencio, mantuvieron obstinadamente la razón de su secreto. No fue hasta que ellos murieron y él se hizo viejo, solitario y huraño cuando decidió bravamente poner fin a tan largo misterio.

domingo, 24 de abril de 2011

Camisas de fuerza


Llegaron hasta el interior de mi celda y me inmovilizaron con bruscos y autoritarios gestos. Uno de ellos, el más fornido, me embutió en una camisa de fuerza. Quise gritar, pero rápidamente aquellos locos de bata blanca me taparon la boca con una gasa.

lunes, 18 de abril de 2011

Jaque Mate


          Entonces, en sucesivas y rápidas acometidas, arrinconé contra un flanco del tablero las últimas piezas de su gastado ejército, sellando cuidadosamente toda posible huida por sorpresa.
Mirara donde mirara, ni mis peones ni mi alfil ni mi reina iban a poder defenderme del desastre que me aguardaba. Tenía la partida perdida, y ofrecerle tablas a mi oponente era una avenencia superflua. Con un solo movimiento de su alfil, la cabeza de mi rey rodaría como una pelota sobre el arlequín de la tabla.
Esta vez no tuve compasión. Con un concentrado empuje, adelanté un escaque mi alfil, y (en lugar de una) vi caer con estrépito dos regias y sanguinolentas cabezas.

miércoles, 13 de abril de 2011

El primer beso


Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura la trasladó en un instante al mundo de cuando era niña y soñaba con príncipes azules y castillos de cuento. Ese beso era su primer beso, y sabía a caramelo de menta, a espuma de cielo, a maravilla de ensueño. Con los ojos cerrados, como un animalito sin voluntad, se dejó llevar. No quiso pensar, ni discurrir, ni razonar. Sólo sentir. Sentir su temblor, su espasmo por dentro y las sacudidas de su cuerpo vibrando de bienestar… Entonces, de repente, notó una aspereza, como una leve hosquedad. Abrió los ojos despacio, y horrorizada, en lugar de gritar sólo pudo croar.

lunes, 11 de abril de 2011

Antón Arrufat

Antón Arrufat (Santiago de Cuba, 1935) es poeta, escritor y dramaturgo. Perteneció a la hornada de jóvenes literatos que se pusieron al servicio de la Revolución cubana a partir de 1959. En este sentido se integró en el equipo de redactores del magazine literario Lunes de Revolución que fundó y dirigió Guillermo Cabrera Infante hasta su cierre en 1961(en Cuerpos divinos y La ninfa inconstante están novelados por el propio Cabrera Infante algunos de los episodios más descacharrantes de esos inicios literario-culturales). Marginado de la vida cultural después de la publicación de la obra teatral Los siete contra Tebas, Arrufat ha ido ganando con el tiempo un considerable aprecio por parte de la crítica nacional e internacional (Andrés Trapiello, sin ir más lejos, lo ha elogiado en diversas ocasiones e incluso lo saca en uno de los tomos de su Salón de pasos perdidos, a propósito de su primer viaje a Cuba, en donde tuvo ocasión de pasear y disertar sobre lo divino y lo humano de la mano de Arrufat, por las calles de una Habana vieja y decadente persiguiendo libros de lance y desmitificando historias de la revolución). Su labor cuentística está desplegada en libros como De las pequeñas cosas, o El envés de la trama, aunque la más apegada al género del microrrelato se encuentra recogida en Ejercicios para hacer de la estirilidad virtud.


Estos son los tres micros que he seleccionado. Espero que disfrutéis de su lectura:


                                                                                I

A nadie permitió tocar el cadáver. Fue quien lo lavó y lo vistió. Fue quien lo cargó y lo depositó en el féretro. Fue quien compuso las inscripciones en las cintas de las coronas y arregló las ofrendas. Fue quien salió de la cámara mortuoria, se marchó a su cuarto y cerró la puerta.

                                                                                II
La continuidad del mundo era la mayor sorpresa que lo esperaba al despertar y saltar de la cama.
                                                                                III


Mata tranquilo una mosca, y lo entristece la mariposa que muere en la luz de su lámpara.


(Antón Arrufat: Ejercicios para hacer de la estirilidad virtud, Algaida, Colección Calembé, 2006)

miércoles, 6 de abril de 2011

Seres y enseres


A mi madre le gusta recoger cosas estropeadas y rotas y subirlas a casa. Así lleva toda la vida, acarreando muebles destartalados y enseres que nadie quiere: la cama donde duermo, pilas de platos desportillados, macetas sin plantas, la tele en blanco y negro, mi colección de soldaditos de plomo quemados, mi madelman sin cabeza, mis libros de cuentos de segunda mano, el gato con un nudo en el rabo... ah, y un abrigo de pana raído con un señor bajito dentro, que no sé para qué lo quiere, pues aparte de pasarse el día entero sentado en una butaca, ni nos mira ni nos habla.

lunes, 4 de abril de 2011

Revista Narrativas

En el número 21 de la Revista narrativas se publican tres de mis microrrelatos. Podéis leerlos aquí:

● Ensayo
Las voces narrativas en “El hereje” o la novela vital, por Pablo Lorente Muñoz
En busca de localidades que valgan: el enigma del individuo en Montoya y Azuela, por Michael Abbott
Jeannie Deans: La heroina de las “Waverley Novels”, por Enrique García Diaz
“El Común Olvido”: ¿Una crítica al discurso nacionalista?, por Soledad Mocchi
 
Relatos
Inescrutables itinerarios del odio, por Olga Bernad
Cuando estamos en casa, por Fernanda Trías
El experimento Niklaus. Estado de la cuestión, por José Mª González Serna
En la isla, por Alejandra Darriulat
Cardinal, por Lucía Lorenzo
Los inquilinos, por Juan Ramírez Biedermann
Nada por aquí, por Fernando García Maroto
Microrrelatos, por Rosana Alonso
El extraño caso de polífono y lo que con él sucedió, por José Agustín Solórzano
Los padres, por David Bombai
Entrevista virtual a Dostoievsky, por Víctor Montoya
Pledge, por DrK
Inconveniente, por Enrique Pérez Rodríguez
El peligroso lado oscuro de la soledad, por Jonatan Frías
Microrrelatos, por Pedro Peinado Galisteo
La vaca tuerta, por Ramón Araiza Quiroz
La palabra, por Gabriel Guerrero
Wolf, por Luis Topogenario
Correspondencia nicaragüense (VIII), por Berenice Noir
Dos pájaros de un tiro, por Carlo Reátegui Avilés
La pala roja, por Jorge Serra
Ultracortos, por Daniel Sánchez Bonet
A golpe de templanza, por JC Martin
Relatos, por Iria López
Alma y su pequeño león, por María Aixa Sanz
Control, por Pablo Llanos
● Novela
Marea de sangre (Capítulo I), por José Luis Muñoz 
● Narradores
Leopoldo de Trazegnies Granda

● Miradas
Destinos literarios: Óxford, por Carlos Pérez Vaquero
Jaroslav Seifert, poeta por excelencia, por Víctor Montoya
Caminos de futuro de la literatura infantil y juvenil a través de los premios SM 2010: “Historia de un se­gundo” de Jordi Sierra i Fabra y “Mujer mirando al mar” de Ricardo Gómez, por Pablo Lorente Muñoz
 
● Entrevista
Nerea Riesco y su Elefante de marfíl, por José Luis Muñoz

● Reseñas
“Todo nada” de Brenda Lozano, por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
“Los libros de plomo” de Fernando Martínez Laínez, por José Luis Muñoz
“Suegras. Relatos breves sobre el gran enemigo” de VV.AA, por Luis Borrás
“Historias de locos” de Miguel Sawa, por María Dubón
“El oficinista” de Guillermo Saccomanno, por José Luis Muñoz
“Marea de sangre” de José Luis Muñoz, por Carlos Manzano
“La balada del trampero sentimental” de Damián Torrijos, por Luis Borrás
“Ángeles negros” de José Vaccaro Ruiz, por José Luis Muñoz
“Crónicas del desamor” de Elena Ferrante, por María Aixa Sanz
“El elefante de marfil” de Nerea Riesco, por José Luis Muñoz
“Alarido de Dios” de José Miguel Vilar Bou, por Óscar Bribián
“Fall River” de John Cheever, por José L. Muñoz
“Niños en su cumpleaños” de Truman Capote, por María Aixa Sanz
“La hija de Cleopatra” de Michelle Moran, por José Luis Muñoz
“La logia de los anillos de amatista” de Jorge Colombo, por Iris Uribarri

martes, 29 de marzo de 2011

La muerte de los relojes

Llegué cansado a casa, me duché, cené, vi un capítulo de mi serie favorita, me tomé un whisky, puse el despertador a las ocho, me metí en la cama y me dormí. Entonces soñé que llegaba cansado a casa, me duchaba, cenaba, veía un capítulo de mi serie favorita, me tomaba un whisky, ponía el despertador a las ocho, me metía en la cama y me dormía. Pero el despertador del sueño dentro del sueño no sonó. Y lo peor: tampoco sonó el otro.

domingo, 27 de marzo de 2011

Linda Elegant

El micro que os traigo hoy es simplemente la descripción de una escena, en la que aparentemente no ocurre nada. Parece como si la autora hubiera querido aplicar la teoría de Hemingway acerca de la construcción de un relato, atendiendo más a lo que se insinúa que a lo que se cuenta. Y es cierto que en ocasiones los relatos se sobredimensionan por lo que ocultan. En este caso, además, un elemento que realza la escena es el propio marco en el que se encuadra -¿Nueva York?-, dándole así una mayor dosis de inverosimilitud a una acción que en otro lugar tal vez  se quedaría en mera anécdota. En fin, espero que, si no lo habéis leído, os guste tanto como a mí.


Una mañana temprano de domingo iba bajando por la calle Stanton cuando vi, a pocos metros delante de mí, una gallina. Yo caminaba más deprisa, así que pronto le di alcance. A la altura de la Avenida Dieciocho, estaba casi encima de ella. En la Dieciocho, la gallina giró en dirección sur. Al llegar a la cuarta casa se metió por el camino de entrada, subió los escalones del porche dando saltitos y picoteó con decisión sobre la puerta metálica. Momentos después, la puerta se abrió y la gallina entró.

(Edición de Paul Auster: Creía que mi padre era Dios. Relatos verídicos de la vida americana. Anagrama. 2002)

miércoles, 23 de marzo de 2011

En el centro de la red


A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias. Se pone furiosa, se sube por las paredes o se ovilla sobre sí misma para no verme. A veces, incluso se esconde debajo de la cama o se mete en el armario del dormitorio y se queda allí dentro, enfurruñada, horas y horas. Nuestras hijas, no soportan sus malos humores, y en cuanto crezcan se irán de casa. Yo, en cambio, tengo que cuidarme muy mucho de no contrariarla, y si me pide que le atrape una mosca, voy rápidamente hasta la terraza y con parsimonia tejo una red preciosa. Y luego espero, espero. Pacientemente. Como muerto. En el centro.

lunes, 21 de marzo de 2011

El deseo del gigante


Era tan linda, tan bella, exhalaba una nobleza de formas tan delicada, su cuello era tan estilizado y grácil, sus labios encarnados tan bien perfilados y el dibujo de sus pechitos tan sucintamente redondeado debajo de su blusa, me gustaban tanto su talle, sus piernas, la largura de los dedos de sus manos, el níveo y suave color de su piel caucásica, las trenzas ambarinas cayéndole a uno y otro lado de su menuda cabeza, me tenía tan fascinado, deseaba tanto y tanto su apetecible cuerpo que ya no pude resistirme más y, a empellones, la saqué de su jaula para devorarla, igual que hacía siempre con las otras inocentes niñas que capturaba.

sábado, 19 de marzo de 2011

Rolando Sánchez Mejías

Hoy, en Otros micros de Otros, traigo dos micros de Rolando Sánchez Mejías, escritor cubano exiliado en España desde 1997, y que con sus Historias de Olmo -libro desternillante, humorístico y con un personaje que desde la primera línea del primer texto nos gana con sus travesuras y sus epatantes pensamientos- abre un mundo de posibilidades a la microcrítica literaria, social y política. Espero,sin más preámbulos que os guste.



ESCRITOR

Olmo se topa con un escritor que se jacta de no escribir. <<¡Veinte años sin escribir!>>, rechina los dientes el escritor muy cerca de la cara de Olmo. El escritor arranca un pedazo de papel, hace unos garabatos y se lo da a Olmo: <<¡Esto es lo único que tendrán de mí!>>. El escritor enciende un cigarro y dice más calmado: <<Deberían darme un premio por mi silencio>>. Fuma y susurra: <<Pero yo no aceptaría el premio>>. Se queda observando el humo del cigarrro: <<O no iría a recogerlo>>.



VIAJE A CHINA

             Olmo se abrocha los zapatos, va a China, vuelve de China y se desabrocha los zapatos.


(Rolando Sánchez Mejías: Historias de Olmo, Ediciones Siruela, 2001)

jueves, 17 de marzo de 2011

Año 3978


Totalmente desnudos huyeron en desbandada al interior de la selva. A caballo, sus perseguidores capturaron a los más viejos y a los heridos. Por suerte, las piezas más valiosas (niños, jóvenes y mujeres) lograron ponerse a salvo. Últimamente, el ritmo de capturas estaba siendo muy alto. Del primitivo grupo quedaban libres no más de trescientos. El problema era que ninguno sabía cómo defenderse de esas batalladoras hordas de bárbaros, que los cazaban con lazos, con redes y hasta con perros. Aquellos temibles simios habían evolucionado tanto que, si no lo remediaba un milagro, pronto acabarían con todos los seres humanos.