miércoles, 29 de junio de 2011

Gregor Samsa


Aquella mañana despertó con una extraña sensación en el cuerpo. Antes de incorporarse, vislumbró los contornos de las cosas: el escritorio, la silla, la lámpara, la cómoda de caoba, la cama de hierro… Entonces, en medio de la penumbra, sintió vértigo y pánico al darse cuenta de que estaba erguido sobre dos piernas, sustitutas inexplicables de sus seis patas.

6 comentarios:

  1. Muy buena vuelta de tuerca, a veces el terror es simplemente cambiar de estado otra vez. Los humanos somos muy acomodaticios...

    Un abrazo

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  2. El horror, el horror, que a veces está tan cerca, en nuestro cuarto.
    Un abrazo, Rosana.

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  3. Este micro no me acabó de convencer, Ricardo, pero algunos de los otros que leí, sí. Además, vengo de La Nave de los Locos, y al ver que dedicabas un micro a Rosana pensé: hay que leer a este tipo.

    Nada, que te enlazo a mi blog, y te iré siguiendo.

    Un abrazo.

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  4. Gracias, María... y cuánto me alegra verte después de tanto tiempo por aquí. Espero que sigamos en contacto más a menudo.
    Un beso.

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  5. De visita con mis seis patas... ;)

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