Llegaron hasta el interior de mi celda y me inmovilizaron con bruscos y autoritarios gestos. Uno de ellos, el más fornido, me embutió en una camisa de fuerza. Quise gritar, pero rápidamente aquellos locos de bata blanca me taparon la boca con una gasa.
Esos locos...
ResponderEliminarMe gusta tu blog.
Saludos.
Alejandra: me alegra mucho, muchísimo, que sigas mi blog. Ya sabes que yo sigo el tuyo desde hace algún tiempo, prácticamente desde que leí tus Cuentos chinos. Y, a propósito, me gustaría que me dieras permiso para sacar en la sección Otros micros de otros algunos de tus relatos, igual que he hecho con Antón Arrufat, S.Mrozek, Rolando Sánchez Mejías, etc. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarRicardo, sería un honor estar en tu blog.
ResponderEliminarTe cuento que estoy trabajando en el segundo libro. Igual te hago llegar algún inédito.
Besos y me llevo tu enlace.