Durante años, de niño, preguntó a sus padres por qué llamaban Árbol del Ahorcado al chopo negro del huerto. Remisos, esquivos, o favorables al silencio, mantuvieron obstinadamente la razón de su secreto. No fue hasta que ellos murieron y él se hizo viejo, solitario y huraño cuando decidió bravamente poner fin a tan largo misterio.
Inquietante y muy bueno, Ricardo.
ResponderEliminarAl cabo, ese ocultamiento paterno no va a ser capaz de impedir que el hijo se condene. Como si ellos, de algún modo siniestro, lo hubieran previsto...
Un abrazo
Gemma: es verdad que el ocultamiento recorrre todo el micro, pero es también una condena que afecta al lector del mismo modo que al ahorcado, a los padres e incluso al árbol...
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo.
Muy buen micro Ricardo. Yo hasta lo veo una metáfora en general del ambiente opresivo y cargado del ocultamiento, se consigue generlamente el efecto contrario al deseado.
ResponderEliminarUn abrazo
Rosana: qué bien que hayas visto esa metáfora de la sobreprotección, la curiosidad y sus efectos perversos.
ResponderEliminarAh, y a ver si vuelves de tu exploración galáctica.
Un abrazo.