Ella me dijo “bésame” y yo la besé.
Ella me dijo “abrázame” y yo la abracé.
Ella me dijo “desnúdame” y yo la desnudé.
Ella me dijo “acaríciame” y yo la acaricié.
Ella me dijo “cómeme” y yo, obviando sus gritos de dolor, me la comí despacio, muy despacio.
Eso le pasa por cumplir deseos. :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Gemma, no hay que descartar que su último deseo fuera ése... la realidad a veces se come a la literatura. Si no, acuérdate de aquellos tipos que se conocieron por internet para devorarse, literalmente.
ResponderEliminarUn beso.
Qué buenos micros neuvos estoy viendo por aquí...
ResponderEliminarUn abrazo!
Espero, Rosana, que sigamos viendo más y más...
ResponderEliminarBesos.