Instruido por la hechicera de Eea sobre el peligro de las voces de las sirenas -que condena a quien las oye a naufragar en la bruma túrbida de la demencia-, ordené tajantemente a mis alumnos que se taponaran los oídos con cera. Entonces, trenzado yo mismo a mi cátedra por una cuerda de perlón, comenzamos a leer -sin miedo ya a perder el juicio- el proceloso canto XII de la Odisea.
Me gusta este micro Ricardo, te ha quedado muy Shua.
ResponderEliminarTal vez sí, puede que sin pretenderlo Casa de geishas, haya dejado algún rastro en este micro, pero no podría asegurártelo.
ResponderEliminarAh pero te lo digo como piropo ;)
ResponderEliminarDigo Shua como podía haber dicho cualquier otro grande latino de los micros. Es por esa buena intertextualidad, por reinterpretar con una mirada nueva. :)
Un abrazo
Sí, sí, Rosana, lo había entendido así, como un halago. A lo mejor no me expliqué bien. Lo que quise decirte es que las lecturas que hemos hecho se nos cuelan subrepticiamente en lo que escribimos, y tal vez haya sido éste el caso. Y si te gusta la intertextualidad, te recomiendo el libro de micros de Espido Freire, Cuentos malvados.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.