Bosque adentro, un estruendo sacudió la tierra y la noche nos cayó encima. Valientes aún, ingresamos en la boca de la caverna, y a tientas, entre babas y brozas, fuimos descendiendo, seguros ya de que estábamos cerca, muy cerca, del palpitante corazón de la bestia.
Muy bueno, excelente :)
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ResponderEliminarGracias María, me alegro mucho de que te haya gustado. Espero que sigas viniendo por aquí para dejar tus impresiones. Bienvenida, pues.
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