lunes, 28 de febrero de 2011

Cumpleaños


Cada lunes iré colgando algunos de los micros que envío al ReC. Esta semana he mandado tres. No estoy satisfecho de ninguno. Creo que los podía haber mejorado, pero las prisas no me dejaron seguir el consejo del padre de Borges a Borges.


-¿Por qué me mira así? Fíjese bien, no falta ningún detalle: serpentinas de colores, globos, cajitas de dulce, una piñata, una tarta de chocolate con nueces y las cincuenta y cinco velas. El servicio de catering ya está contratado; servirán un bufé para unos diez invitados. En cuanto a los regalos, me he tomado la molestia de comprárselos yo mismo y de colocarlos en el living. Creo, señor, que va a ser una fiesta de cumpleaños inolvidable. Por su mujer, sus cuatro hijos y los tres amigos de la infancia no se preocupe. Esta mañana, en la agencia, me los han alquilado sin ningún problema.

viernes, 25 de febrero de 2011

Selva craneal


En la jaula de la noche, multitud de ojos incandescentes brillan en medio de la oscuridad. Protegidos por la vastedad de la maleza se escrutan unos a otros, se huelen, tensan los oídos para captar una mínima sacudida o movimiento alrededor. Es la hora de la caza. Antílopes, cebras o jirafas adivinan el hambre acechante de los grandes carnívoros ocultos en la enmarañada selva. Entonces, un rugido brutal rasga de golpe el silencio. Los animales más dóciles se desbandan, corren, saltan, huyen con el espasmo del miedo en el cuerpo lejos de donde están. Un instante después, el olor a sangre y a carnadura desollada comienza a penetrar -como una lenta sombra- en el extenso continente de mi cabeza, en el interior del territorio de mi cráneo, allí donde los animales salvajes viven, pacen o cazan.

jueves, 24 de febrero de 2011

martes, 22 de febrero de 2011

Mater et filius


Como todas las noches, la hermana Raimunda estudia el silencio desde su celda. Hasta el último instante recela de esa paz limpia de bisbiseos, de susurros, de ecos. A una hora imprecisa, cuando ningún crujido a destiempo, tralla o azote desbarata la profunda quietud del convento, cuando sus otras hermanas descansan de las fatigosas bregas del día, la hermana Raimunda escapa sigilosamente de su celda, cruza un laberinto de galerías y triforios, y, del pequeño retablo de la capilla doméstica, retira la imagen tallada de un niño Jesús de Praga. Entonces, y sólo entonces, como una madre antigua y hacendosa, la hermana Raimunda lo amamanta, lo arrulla, lo besuquea.

viernes, 18 de febrero de 2011

Sensibilidad extrema

A veces, mi hermana gemela y yo intercambiamos nuestros trabajos. Ella se pone mi toga negra y yo me visto de enfermera. La gente nunca nos distingue, ni siquiera nuestros maridos, aunque en el fondo somos muy diferentes. Ella, por ejemplo, detesta las mandarinas, y a mí, en cambio, me chiflan. Tampoco le gustan los museos ni las campanas de las iglesias. Mi temperamento es frágil y melancólico, de vuelo sensible y quebradizo; y el de mi hermana es hosco, duro como una columna de piedra. Por eso cuando llega el vencimiento de una demanda que tengo que resolver con extrema dureza, no dudo en llamarla para que se enfunde mi toga y vaya corriendo a la audiencia. A diferencia de mí, ella no siente ninguna pena de los acusados a los que condeno. Ni sufre cuando les lee mis funestas, dolorosas sentencias.
(Este micro fue finalista del III concurso de microrrelatos sobre abogados, en el mes de diciembre de 2010)

martes, 15 de febrero de 2011

miércoles, 9 de febrero de 2011

Finalista de Relatos en cadena, en la SER



Yuuppi, esta semana lo he conseguido. Después de unos cuantos intentos han seleccionado mi relato "Una película de las de antes" para la final de esta semana en el concurso de micros de la Ser. Mañana, a las 10.30 de la mañana, en el programa de radio Hoy por hoy, de Carles Francino, leerán el micro y saldré por antena. Ya me comen los nervios... Deseadme suerte, y a ver qué pasa.

UNA PELÍCULA DE LAS DE ANTES

-Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa.
Obediente, el señor García se pone en la cola. En el carrito lleva un secador de pelo, unas tijeras y un set completo de maquillaje de señora. Mientras espera, hace memoria. Le falta el conjunto de bragas y sujetador negros, más unas medias térmicas a juego. Este invierno está siendo muy frío. Tal vez debería comprar también una toquilla de lana o una bufanda. En fin, ya verá. Ahora, lo primero es ir a su casa, sacar el cadáver de su madre de la despensa y maquillarla. Esta noche, después de cenar, verán juntos una película de las de antes.

martes, 8 de febrero de 2011

Perplejidad

En un periódico leo un anuncio por palabras que me deja perplejo. Alguien ofrece cambiar una pulga amaestrada por una gallina políglota. No sabía que existieran pulgas amaestradas, y quiero pensar que se trata sólo de una broma, aunque por si acaso no le he dicho nada a la Sra. Krugger, mi gallina políglota.