lunes, 8 de agosto de 2011

El mendigo


Un perro de lanas, sucio y grasiento como él, lo acompaña siempre. Sobre un cartón destartalado coloca una escudilla y al lado, en desorden, una ristra mugrienta de trastos inservibles. La gente apenas le arroja monedas cuando pasa a su lado. Verlo tan arruinado y envejecido es una cosa triste. Cuando llueve o hace mucho frío en la calle, se refugia en un bar, bebe un coñac y no habla con nadie. Cada mañana, camino del colegio, mamá y yo pasamos por su lado. Ella me agarra fuerte de la mano y dice que no lo mire, que ya no es mi padre.

15 comentarios:

  1. Sí, muy posiblemente sea ya otra persona. No me creo que la calle no le haya cambiado.
    Tampoco creo que la niña cuando crezca no quiera un día pararse. O quizás no. Nunca se sabe.

    ResponderEliminar
  2. Luisa, esa puerta abierta a lo que hará la niña cuando crezca es ya otra historia. No sabremos qué haría. La casuística es infinita. Como tú dices, tal vez no se parara.
    Un abrazo, y gracias por la visita.

    ResponderEliminar
  3. Cierto: su padre es ahora un mendigo. Lo que no sabemos aún con seguridad es si dentro de 5 días -por decir algo- decide transformarse en su madre...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Cuando he leído "mamá y yo pasamos por su lado" me he temido lo peor, y se ha cumplido. Me gustó.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Reconozco que ese final me ha sorprendido, no será fácil de olvidar.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Sorprendente final, que obliga a plantearse el tema de la identidad.
    Abrazos.

    Susana Camps

    ResponderEliminar
  7. Gemma, todo podría ser, aunque el mendigo no es un transformista que maneja a su antojo los resortes de su circunstancia. Más bien es al revés, depende de ella y de su propia torpeza para perder trabajo, mujer e hija. Un abrazo.
    Víctor, me alegro de que te haya gustado, pese a ese temor final cumplido. Gracias.
    Elysa, yo tampoco olvidaré que no olvidarás ese final. Un abrazo.
    Susana, es verdad que en el micro hay un fuerte componente relacionado con las identidades, y sobre todo con los papeles sociales adheridos a ellas: ¿de cuántas formas se puede ser padre? Abrazos y bienvenida.

    ResponderEliminar
  8. Impactante es una palabra que se me queda corta. Te felicito. Me parece un micro genial.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Sorprendente. Cargado de imágenes impactantes. Con su abismo necesario. Me gustó.
    Abrazos fuertes,
    PABLO GONZ

    ResponderEliminar
  10. A menudo pasamos al lado de la palabra decisiva, y no le damos importancia. Ya y Todavía son las grandes asesinas de pretensiones.
    Coincido con Susana en el replanteamiento del tema de la identidad; de cuánto de cambia con el tiempo, de cuánto se es de lo que se recuerda...
    Un micro para pensar.
    Saludos
    Gabriel

    ResponderEliminar
  11. Un relato tan duro como bueno...

    Un beso

    ResponderEliminar
  12. María, me alegro de que lo veas impactante, a veces como la vida misma. Besos.

    Pablo, es verdad que el micro tiene algo abismal, el roce de lo cotidiano con el precipicio es más tenue de lo que creemos. Un placer que me visites.

    Gabriel, tienes razón: esas palabras decisivas valen mucho, y en general en un micro casi todas son decisivas. Tú bien lo sabes. Abrazos.

    Alejandra, algo he aprendido de ti, jeje. Un beso

    ResponderEliminar
  13. A mí, dentro de lo realista que sea el exto, muy inquietante. Y tiene varios puntos de fuga que le dan libertad al lector. Me gusta


    Abrazos

    ResponderEliminar
  14. Me comí palabras


    texto y me parece

    Sorry

    ResponderEliminar
  15. Ñam ñam, Rosana, tenías hambre (jeje). A veces también me las como yo. Me alegro de que te haya gustado el micro, aunque lo escribí sin tener conciencia de esos puntos de fuga de los que hablas. Un beso.

    ResponderEliminar