miércoles, 28 de septiembre de 2011

Puesto de socorro


Un día cualquiera de playa. Bañistas mojándose los pies en la orilla, nadando mar adentro, tostándose al sol o paseando en busca de conchas que llevarse de recuerdo. Mientras sucede todo esto y mucho más, por el megáfono del puesto de socorro se reclama urgentemente la presencia de los padres de un niño pequeño que se ha perdido. Durante un período fugaz, infinitesimal, todas las madres se sobresaltan a la vez. Pero luego, cuando comprueban  que sus hijos están a la vista, se tranquilizan. Todas, excepto una, claro, que sin disimular su alarma se encamina rápidamente hasta el puesto donde los diligentes socorristas calman, cuidan y entretienen al crío. Al cabo de unos minutos, la madre –abrumada por el susto pero contenta por el inminente reencuentro- llega al lugar donde está su hijo. A su lado, con la mirada perdida, sigue esperando que vengan a reclamarlo el anciano extraviado hace dos días.








8 comentarios:

  1. Normal, Ricardo, en nuestra sociedad los niños son más entrañables que los ancianos, que los almacenamos en residencias y geriátricos. Hace poco leí (no sé dónde) que los ancianos deberían vivir en las cárceles (con gimnasio, doctores, posibilidades de entretenimiento...) y los presos en los geriátricos (donde los aparcarían en rincones, casi sin atención médica profesional, sin entretenimiento...). Vamos, que deberían cambiar los roles.
    Me gustó del micro la sorpresa final, ya que esperaba algún tipo de sorpresa, pero con el niño. La aparición del anciano le aporta un elemento inesperado.

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  2. Buen micro,no me esperaba ese final. Después de la descripción del mal rato de la madre y el reencuentro con su niño, una no espera ese golpe de conciencia que representa el anciano abandonado.

    Besitos

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  3. Me gustó el micro. Destaco la ruptura gramatical de las primeras frases. Creo que eso funciona muy bien en el microcuento, incluso puede llegar a convertirse en imprescindible.
    Abrazos,
    PABLO GONZ

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  4. Brillante. Me gusta ese final que rompe el ritmo.

    Un saludo.

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  5. Interesante relato con un final magnífico e inesperado.
    Nos invita a reflexionar sobre esta sociedad injusta e insensible.
    Me gustan tus historias.
    Saludos.

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  6. Víctor, interesante reflexión. Me recuerda algo al análisis foucaultiano sobre la funcionalidad de las arquitecturas modernas, donde una escuela puede reconvertirse en un hospital, o viceversa. Un abrazo.

    Elysa, me alegra que te guste ese giro final y la angustia previa. Un beso.

    Pablo, destacas muy bien el aspecto formal del inicio. Premeditadamente lo hice así para describir una situación ligera que luego se adensa. Gracias por tu comentario. Abrazos fuertes.

    María, me gusta que te guste el micro. Un beso.

    Juglar, bienvenido. Espero que en próximas visitas tenga algo mejor que ofrecerte. Esta sociedad es así, como dices, y a veces hasta peor. Un saludo.

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  7. Muy buena esa identificación entre niños y ancianos. Es tal cual.
    Abrazos, Ricardo

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  8. Gemma, gracias por pasarte. Niños y ancianos... Ángel Olgoso tiene un micro precioso sobre un niño que sube unas escaleras y lsa baja hecho un anciano, como una metáfora de la vida.
    Un beso.

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