miércoles, 21 de marzo de 2012

Los hunos y los hotros



Aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido. No tenía muchas ganas de hablar, pero hizo de tripas corazón y reunió a todos los hombres del pueblo. Con la cabeza gacha, dándole vueltas a la boina que sostenía en las manos, tartamudeó un breve parlamento. Al acabar, se hizo un silencio espeso. Todos los hombres miraban al suelo, cabizbajos. Después de más de cuarenta años, no esperaban una sentencia así. ¿Para qué, entonces, el cambio de régimen? Uno a uno volvimos al interior de la fosa. Mi padre y yo nos colocamos bocabajo sobre aquel revoltijo de polvorientos cuerpos.

4 comentarios:

  1. Magnífico micro, Ricardo.
    Desde el título hasta el certero texto, ¡no tiene desperdicio!
    ...Y que cada uno saque las relaciones y conclusiones que quiera. Yo ya saqué las mías.
    ¡Enhorabuena!
    Un abrazo afectuoso.

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  2. Juglar: me alegro de que hayas sacado tus conclusiones claras sobre un tema, el de la guerra y posguerra civil, que tan enconadamente suele no poner de acuerdo a los hunos y a los hotros.
    Un fuerte abrazo.

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  3. Mi aplauso porque de esa frase has creado una historia con corazón y que habla de algo tan terrible y todavía actual por desgracia.

    Besitos

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  4. Elysa: hay heridas que siguen sin cerrarse. Dar sepultura a los muertos de la guerra es una de ellas.
    Gracias por tu aplauso.
    Un beso.

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