*Ruby (The Enchanted Doll) de Marina
Bychkova.
(Micro finalista del mes de mayo en el concurso La microbiblioteca Esteve Paluzie)
Eran dos hermanas para una
sola muñeca, y cada hora, cada día, discutían por peinarla, por vestirla,
desvestirla o maquillarla. Cualquier cosa relacionada con la muñeca implicaba
continuamente una disputa entre ellas.
Un día, la muñeca no
estaba.
Las dos hermanas se acusaron, llegaron a las manos, se
enemistaron y dejaron de hablarse.
Nunca supieron de la lujuria del padre por la
muñeca.
Lo leí en el blog de la Microbiblioteca, ¡enhorabuena, Ricardo!
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, Susana. Y me alegro de que también hayan elegido uno de tus micros. Así estoy a la sombra de un buen árbol.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que menos me esperaba es ese final. ¡Enhorabuena por esa mención!
ResponderEliminarBesitos
Gracias, Elysa. Con un padre así, un final de lujuria o de miedo, no sé.
ResponderEliminarBesos para ti también.
Me ha gustado, me ha hecho recordar días de mi infancia. Aunque sinceramente, espero que a mi hermana no le haya faltado nunca una muñeca.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso internacional de micros.
Saludos, Ana Mari.
Ana Mari: me alegro de que te haya retrotraído a tu infancia, aunque la historia no es precisamente de las que rezuma felicidad.
ResponderEliminarA ver qué pasa en el concurso. Este jueves el desenlace.
Un fuerte abrazo.
Bueno, yo no he dicho que fueran días felices. Las muñecas nuevas eran para mi hermana pequeña, yo jugaba con ellas para chincharla. Alguna que otra tuvo un final más desgraciado que la del cuento (o no). Ya se me había olvidado y me ha resultado gracioso recordarlo.
EliminarAna Mari: disculpa el automatismo infancia-felicidad. Pero a dónde fueron a parar esas muñecas con las que jugaba tu hermnana. Es un buen tema para un cuento, el cementerio de las muñecas o algo así.
ResponderEliminarAbrazos.