En cierta ocasión un vendedor de Biblias me regaló El libro de arena, de J. L. Borges
El vendedor de Biblias me dijo:
-El número de páginas de este libro es exactamente infinito. Ninguna es la primera; ninguna, la última.
Luego, soltó una oscura carcajada, y como por ensalmo, desapareció de mi vista sin darme tiempo a decirle que, por desgracia, yo no sé leer.
Si queréis verlo en la web de la revista, tenéis que buscarlo en este enlace: http://www.cuentosymas.com.ar/
me gusta mucho. Cruel, metaliterario y abismal. Borges sonríe, complacido, mientras lo lee, a pesar de su ceguera
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